El vibrante patrimonio cultural de Omán está profundamente entrelazado con los dones de su terreno. Desde las atmosféricas callejuelas del zoco de Mutrah, en Mascate, hasta las aldeas de los acantilados de Jebel Akhdar, cada encuentro en Omán evoca un fuerte sentido de la tierra.
La mejor época para viajar a Omán es de noviembre a abril, cuando las temperaturas se sitúan por debajo de los 30 grados y es mucho más soportable pasear por sus calles o por el paseo marítimo de Corniche, uno de los lugares que no puedes perderte en la ciudad.
Si bien gran parte del hemisferio norte está nublado durante el invierno, la ciudad continúa ofreciendo cielos brillantes y temperaturas suaves.
En verano, sin embargo, las temperaturas son demasiado altas para poder disfrutar al máximo de tu visita.
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